REDIMIDO POR DIOS
Cuento (lugar Ramal C-14 estacion Ingeniero Maury)
Dos de la madrugada, el cielo hasta ahora teñido de negro, se ilumina por miles de rayos, sobre la división serbia Drina, el sargento Andrej Vukovic, ordena a sus órdenes que permanezcan en sus trincheras. Se ha iniciado la gran ofensiva del Imperio Austro-húngaro en territorio de la antigua Yugoslavia. Frente a los serbios se encuentra la 42º división croata, que forma parte de las tropas de asalto a la ciudad de Zénica.
Los serbios se retiran hacia el mar, buscando escapar de la mortal lluvia de acero que se ha desatado sobre ellos, si caen prisioneros, saben que la guerra terminará para ellos, más aún ya no esperan los anhelados refuerzos rusos prometido, por cuanto los alemanes han cortado las vías de comunicación hacia los Balcanes. Su meta es ahora es alcanzar el puerto de Split y de allí buscar la salvación en el mar Adriático y las costas italianas.
Andrej se ha forjado en un duro país, hombre sufrido por las dos guerras balcánicas contra los turcos y ahora en la Gran Guerra contra los odiados austríacos; vio morir a sus padres, hermanos y abuelos en su ciudad natal de Trbusnica ceca de Loznica, y se ha quedado solo en este mundo, con su odio y rencor que lo acompañaran hasta el día que vio a Jesús.
Han pasado algunos años, en febrero de 1921, aparece en un diario de la ciudad de Salta, un aviso que se necesita incorporar en forma urgente 400 operarios para iniciar los trabajos en la construcción del ferrocarril Huaytiquina.
Campo Quijano (lugar donde se emplazo el obrador)
Andrej será uno de los 1000 trabajadores que, con 150 carretillas, 300 picos y 400 palas, aquel 10 de mayo de 1921, comenzarían los trabajos desde el campamento ubicado en la localidad de Campo Quijano, provincia de Salta.
Andrej ha cambiado el fusil por una pala, pero no su carácter y agresividad, a su llegada a la Argentina, ha sufrido humillaciones, penurias, hambre, por no conocer el idioma y las costumbres de nuestro país, pero su espíritu de supervivencia hizo que lo fuera superando.
No ha perdido tampoco su condición natural de mando, uno de los ingenieros colaboradores de Maury, lo pone al frente de una cuadrilla de obreros, que pala en manos irán abriendo la montaña, tramo a tramo para construir el ansiado camino de acero a Chile.
Su enorme figura, sus cabellos rubios ensortijados por el viento, la piel rosada, quemada por el sol, su cara redonda con unos ojos azules que parecen brillar como chispas de un bracero, sus grandes bigotes, lo hacen ser un hombre temido por los peones sumisos, la mayoría coyitas de la puna.
Los hombres los bautizaron "el diablo yugo" , un juego de palabras que lo representaba por su origen yugoslavo y su mal carácter, pero los ingenieros confiaban en él, porque mantenía con su cuadrilla bajo su mando, el ritmo que el ingeniero Maury, pretendía con su obra ferroviaria.
La obra se va encausando según lo planeado, se han superado los obstáculos en El Alisal y Chorrillos, con las ideas traídas por Maury en su experiencia europea sobre los famosos zig-zag cuyo sistema es ganar altura en poca distancia para evitar el uso de cremalleras en las formaciones ferroviarias.
Una noche de descanso alrededor de las fogatas, los peones comentaban el porqué del nombre de la finca El Gólgota, porque allí cercano al campamento se levanta un pequeño cerro similar al Gólgota Bíblico en la afueras de la ciudad de Jerusalén, donde murió crucificado Nuestro Señor Jesucristo, pero Vukovic, no cree en cuentos, relatos y menos religión, por eso se aparta del grupo, busca su carpa, para calentar sus entumecidos músculos tanto por el frio como por el cansancio.
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