AZUFRE Y SAL
Cuento basado en la estación CAIPE
Un estridente silbido de la locomotora, quiebra el profundo silencio de la estacion Caipe, esto hace que Justino salte de su cama de la humilde casa ubicada muy cerca de las vías del ramal C-14.
Como todas las mañanas, Justino sueña con dos cosas: ir al colegio y conocer al mar, pero por ahora se conforma con observar el extenso salar de Arizaro y en su imaginación, ve supuestos barcos que navegan esa inmensidad de sal, pero solo son espejismo, fruto de sus íntimos anhelos de conocer el océano.
Justino es el quinto hijo de la familia Mamaní, compuesta por su papá Lisandro, su madre Teodora y sus hermanos mayores, Tomás, Valerio, Fermín y Modesto. Su padre es obrero del ferrocarril y sus dos hermanos mayores trabajan en las cuadrillas de Vías y obra; Fermín ha viajado a la ciudad de Salta y vive con sus abuelos, mientras que Modesto vive con su padrino en Mina La Casualidad, a unos 70 kilómetros de la estación Caipe.
Un vez Justino, fue a visitar a su hermano viajando junto a su tío Anastasio, que trabaja en la mina, en un viejo camión Chevrolet de los años 60. Mientras viajaban a la mina, su tío le contó que la misma llamada originariamente "Julia", explotaba desde 1940 el cerro "Estrella", extrayendo mineral de azufre y que la empresa se llamaba Compañía Azufrera Argentina S.A. y que en 1952 pasó a ser propiedad de Fabricaciones Militares.
Ya en el campamento de la mina, conoció por primera vez un cine, pudo ir a la iglesia, jugar al futbol y ver también por primera vez un partido de básquet, pero lo que más le impactó fue el hermoso colegio secundario que tenía la localidad.
Ese lugar tomó su primera decisión, que era cumplir con uno de sus sueños, ir a un colegio ya que en la estación Caipe no había una escuela porque vivían pocas familias con hijos pequeños y aquellos que querían ir a la escuela, lo tenían que hacer en la escuela más cercana que era en Tolar Grande a 90 km de distancia y solo podían trasladarse en tren una vez a la semana y allí quedarse en la albergue "Manulea Martinez del Tineo".
La capilla y la policía abandonados y al fondo el salar de Arizaro
Fue así que Justino al terminar su escuela primaria, fue al colegio en Mina La Casualidad y terminó su secundario en 1979, año en que cerró la Mina y los últimos pobladores la abandonaron, éxodo que se había iniciado dos años antes, cuando se anunció su cierre.
Justino, regresó entonces a Caipe y lo aprendido no lo podía aplicar en su lugar de nacimiento, tampoco quería trabajar como obrero en el ferrocarril, ni en la extracción de sal, sino que deseaba cumpli con su segundo sueño: conocer el mar.
Por ello, en una tarde de febrero de 1981 dejó su casa, viajó a Salta y de allí a Buenos Aires para incorporarse a la Marina de Guerra, dado que los conocimientos adquiridos en el colegio de Mina La Casualidad, pudo aprobar los exámenes de ingreso a la institución naval de nuestro país.
A medida que se alejaba de su Salta querida en el Tren Cinta de Plata junto a los aspirantes a la escuela Mecánica de la Armada, iba pensando en ese mar que tanto soñó de pequeño observando los salares y que nunca lo había visto en forma personal, sin saber que no solo se dirigía al mar, sino también a su eterna morada, porque fue uno de los tantos héroes que a bordo del Crucero Ara General Belgrano, terminó su vida, ya que el 2 de mayo de 1982, se hundió en las frías aguas del océano Atlántico Sur, durante la Guerra de Malvinas.
NOTA: Este cuento me fue inspirado por la película argentina "La deuda interna" de 1988 interpretada por Juan Jose Camero y que se desarrollo en las Salinas Grandes (Jujuy).
Publicado en mi libro "Historia sobre rieles" del 2018.
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